• A esta ceremonia asistieron autoridades federales y los mandatarios estatales de Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Campeche y Yucatán
• Reafirman trabajo conjunto para evitar la exclusión y la discriminación, y luchar por la reconciliación, el progreso y el establecimiento de una justicia sin distinción
Por: Escena Chiapas/
El Estado Mexicano efectuó la petición de perdón por agravios al pueblo maya y la ceremonia por el fin de la Guerra de Castas, acto que estuvo encabezado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al que asistieron autoridades federales y los mandatarios estatales de Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Campeche y Yucatán.
Luego de esta ceremonia, el gobernador chiapaneco, Rutilio Escandón Cadenas, expresó que los pueblos indígenas son los que dan origen e identidad a las y los mexicanos, y es una obligación reconocer su grandeza y aportación; por ello, reafirmó su compromiso de trabajo conjunto con la Federación para evitar la exclusión y la discriminación, y luchar por el establecimiento de una justicia sin distinción, la reconciliación y el progreso.
Al extender las disculpas al pueblo maya y reconocer que su cultura es signo de identidad entre los pueblos de México y Guatemala, el presidente López Obrador enfatizó que este hecho inscribe la lucha de hombres y mujeres indígenas, y permite mantener encendida la llama de la fe, de los ideales del mundo maya y de los ideales universales de la libertad, igualdad y fraternidad.
Todos los pueblos originarios de México, dijo López Obrador, han sufrido la explotación, el despojo, la represión, el racismo, la exclusión y las masacres, pero los yaquis y los mayas fueron los peor tratados; resistieron y sobrevivieron al exterminio en dos siglos del México independiente y durante el porfiriato. Aunque hay pobreza, no se puede decir que el presente es como el pasado; ahora hay libertades, se expresan sin censura y hay sobre todo una nueva voluntad de hacer justicia para bien del pueblo.
Al dar lectura, en español y traducido en Maya, del Mensaje de Petición de Perdón por Agravios al Pueblo Maya, en representación del Estado Mexicano, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sostuvo que enfrentar las más duras verdades es doloroso, pero impostergable, por ello con este acto se reconoce y pide perdón por las ofensas, injusticia y despojos que, históricamente, se han cometido contra el pueblo maya, sobre todo durante la Guerra de Castas.
Subrayó que el deseo es mirar juntos hacia el futuro, con la confianza de que se está sembrando una semilla de un cambio verdadero, de paz justa y digna que, en su momento, permitirá obtener frutos abundantes, pues en principio, uno de los frutos del perdón es la paz y el bienestar de todas y todos; al tiempo reiterar el compromiso firme con el pueblo maya, de consolidar un México incluyente, justo y fraterno.
En representación de los dignatarios y autoridades del pueblo Maya, Ana Karen Dzib Poot reconoció que este momento sensible, genuino y basado en la buena fe, es un paso histórico para lograr una verdadera reconciliación nacional, y avanzar hacia la construcción de un país en el que todas y todos tengan cabida, donde se termine la injusticia y se respeten los derechos humanos.
Asimismo, expresó que es fundamental pasar de las palabras a los hechos, por lo que propusieron la creación de una Comisión de Memoria, Reconocimiento y Justicia, un Plan de Desarrollo para atender las necesidades prioritarias, así como el reconocimiento de su dignidad y derechos en la Constitución y las Leyes.
En su participación, el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, refirió que los pueblos indígenas representan lo más puro de las raíces y tradiciones, y su legado trasciende porque se ve reflejado en el alma y pensamiento de la tierra que lo ha ido forjando, por lo que refrendó su voluntad de impulsar un futuro mejor y más equitativo a favor de quienes han sufrido marginación y pobreza.
Por su parte, el presidente de la República de Guatemala, Alejandro Giammattei Falla, señaló que esta remembranza histórica sobre el fin de la Guerra de Castas, no sólo fortalece los vínculos de hermandad y reconciliación entre los pueblos, sino que permite analizar el presente y atender cada una de las problemáticas actuales, a fin de consolidar las democracias y el desarrollo de estas regiones, cuyas raíces son compartidas y su identidad ha de forjarse a partir de la defensa de sus derechos, territorios y creencias.